miércoles, 1 de septiembre de 2010

Sublimación musical

Si algún día hubiera sabido que me saldrían callos en los dedos, habría pensado que el causante de todo aquello sería el vicio de escribir. Quizá me atraparía la manía de detenerme a racionalizar, metaforizar, sensibilizar todo lo que acontece a mi alrededor y plasmar buena parte de ello en este blog o quizá abriría uno más. Pero no. Mis nuevos callos del dedo índice, medio y anular se deben a que estos días he venido persiguiendo el sonido armónico de acordes mayores (y algunos menores como Am y Em, que son fáciles) que combinados han dado origen a un par de canciones que me fascinan y otras que simplemente son agradables. Tampoco hubiera pensado hace un par de meses que me emocionaría tanto al escuchar que ya puedo emitir un sonido donde tenga que utilizar una cejilla o "puente" o que demore menos de dos segundos en cambiar de acorde. Es sencillamente delicioso. En cuanto al ritmo, a veces me pierdo al tratar de cantar, aunque antes lo encontraba más difícil. "No te preocupes, sigue practicando", me repite Tavo cada vez que le cuento cómo me va con Lisa (su querida guitarra). ¿Pero no dice Cerati en "Disco Eterno" que practicar no te hace perfecto?. En este caso no busco la perfección, simplemente algo melodioso y si me equivoco siempre queda la imporvisación, que no debería ser mal vista porque a fin de cuentas es una muestra de creatividad.

Sin embargo, mi objetivo (por ahora) no es tocar como Clapton o Santana. Yo siempre veía a mis amigos o conocidos tocar guitarra y deseaba intentarlo, pero por aquella excusa trillada de "no tengo tiempo" nunca aprendí. Bueno, para que vean que la enfermedad no solo trae problemas, al menos me ha dado el tiempo necesario para aprender algo nuevo. Y no sólo de aprender, sino de experimentar una nueva conexión con la música, esa sensación de crear un ritmo y melodía por uno mismo, de poder expresar una identidad y acompañar una serie de momentos (ya sean alegres, aburridos, ingratos o deprimentes) con ella. Díganme exagerada y cursi pero es excitante, maravilloso, sublime...

Realmente extrañaré mucho a Lisa cuando la tenga que devolver a su dueño. No sé como hubiera sido este mes de semi reclusión-aislamiento-arresto domiciliario-encarcelamiento sin ella. Por tanto, el post de hoy va dedicado tanto a Lisa como a Tavo, ambos que me demostraron ser compañeros excelentes en momentos un tanto difíciles.

Hablando de momentos difíciles, recuerdo que hace un par de días me vino una oleada de pre-depresión que felizmente duró un par de horas. Aquí un extracto de lo que salió en el momento: (un domingo híbrido de siempre)

"¿Cómo estás?"

Nunca antes había pensado tanto antes de contestar esa pregunta. Pues que te puedo decir. En aspectos generales y la mayor parte del tiempo, bien. Pero eso no anula los momentos como ahora en que me siento tan vulnerable, vacía y abandonada (a pesar no estarlo). Si te digo que estoy bien, recuerda esto: paso por momento difíciles que no siempre puedo manejar y no siempre los llevo de la mejor manera. Tengo miedo, siempre lo repito, de que esta situación siga así y no cambie el efecto nulo que le están haciendo los medicamentos a la enfermedad. "A pensar positivamente, todo saldrá bien, etc, etc, etc.". ya me sé de memoria el argumento, no quiero repetirlo pues ahora no me hará ningún efecto. A veces siento que tengo derecho a ponerme así.

Extraño... esa sensación de abandono y nostalgia. El no poder ser libre y tener que adaptarte a un guión ajeno, a algo que "debe ser" porque sabes que será bueno para ti, incluso así te sientes una mierda.

Tanto positivismo no sirve. La vida es un vaivén y ahora estoy en picada. La aceptación no viene en un momento determinado, no es que un día no aceptas algo y al día siguiente por arte de magia lo aceptas. La aceptación es un proceso. Hay días en que crees haber aceptado algo y luego te percatas de que HOY NO. Hoy no acepto que esta enfermedad está limitando mi estilo de vida, no acepto tener que depender de 11 pastillas diarias y de no poder verme como yo quisiera.

Y esto se puede aplicar a cualquier aspecto de la vida. Por ejemplo, a veces creemos que hemos olvidado a alguien y no es así la/lo seguimos extrañando y luego no... es así. ¿O será que las personas tiene  más determinación que yo? ¿Cuando ellas dicen no es NO? ¿Y yo soy la única inestable?

¿Y por qué siempre tengo que preguntarme tantas cosas?

Sucede irónicamente que minutos después Daniel me habla por el msn; saluda y pregunta "¿Cómo estás?". Como existe cierta confianza, le enseñé lo que había escrito y conversando, me acompañó en el momento de "mierditud". No me dijo la clásica de "¡Pero no te pongas triste...!" más bien todo lo contrario: que disfrute esos momentos pues acompañan a la enfermedad, aunque tampoco llegando a convertirme en una emo total y estar en cama todo el día viendo novelas coreanas.

Felizmente luego de ese episodio no he vuelto a tener bajones de esa naturaleza. Ahora más bien, ando con la expectativa del examen del Esputo, que me toca precisamente mañana. En general, prefiero hacer las cosas paso a paso y no ser sumamente positiva y pensar que ahora la prueba si saldrá "negativa" (que es lo que yo quiero) porque siento que si me aseguro de eso y no sucede, la decepción será peor. Por otra parte tampoco pienso que todo saldrá mal (eso afecta la inmunidad). Sencillamente no pienso (¿Demasiado hueca?). Opté en esta ocasión por una pocisión más neutral y cero obsesiva: Que pase lo que tenga que pasar y me iré preparando para enfrentarlo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario